Por: Alejandro “El
Profe” Bohórquez
#ElProfeDelMetal
Un saludo metalero. Otro
semestre que se acaba, incluso otro año y otra década que están viendo su
final. Además, aunque se ha venido poco a poco calmando, al instante que
escribo estas líneas el país, y otras partes del globo, atraviesan momentos de
protestas social y descontento, que con mis buenos amigos de Hammerheart: El Baúl del Metal hicimos un análisis que espero puedan ver. Todo esto trae
consigo cierto agotamiento físico y mental adicional al que se experimenta en
un cierre de año, sin contar con el hecho que la clase de Música Extrema no se
reabre hasta julio, y siendo honestos lo que a mí me pone de malas pulgas en
estas fechas es la inactividad, en especial no tener un auditorio. Por tales
motivos, en la columna de este mes les voy a transcribir algo que escribí en
mis notas personales hace un rato, e incluiré uno que otro comentario adicional
que se me vaya ocurriendo en corchetes cuadrados. Ahí les va:
En
la mente de un CORE
Interrumpimos el escrito
en curso (que igual hace rato no avanza) para traerles un emocionante escrito
de último momento…
Eso es estar en la mente
de un CORE, viene una idea que se estrella con otra, y luego viene algo más
emocionante, y suele terminar en un rompecabezas que no encaja. Es saltar de la
emoción por algo genial y luego preguntarse: “¿qué hago en esta habitación?” (Una
vez fue tanta la emoción que me abrí la cabeza al saltar justo debajo del marco
de la puerta de mi habitación).
Pero mejor empiezo por el
principio, y cuando termino, me callo (cosa difícil).
El término CORE lo tomo
de Hardcore, que en inglés es algo así como fuerte y difícil de digerir,
palabra que me fascina desde que la escuché por primera vez a los 14 años (mi
nacimiento, por alguna razón [yo sentí que reinicié mi vida en 1995]). Y mira
tu, según Urban Dictionary traduce intenso, implacable (o la identificación… en
inglés relentless me suena más). Por ello no sorprende que en la segunda
oleada del Punk su manifestación más extrema recibiera ese nombre, tomando la
velocidad de bandas como los Ramones o los Damend, la rabia de los Sex Pistols,
y lo “calle” de los Clash. De ahí en adelante, se utilizó ese sufijo CORE para
denominar los estilos musicales que tuviesen o superaron esa intensidad, y
sobre todo que explotaron en velocidad, culminando con el Grindcore, que suma
Death Metal e Industrial a la mezcla (existe un cielo, como diría Alex, gorgeousness
and gorgeousity).
Claro, yo el Hardcore lo
conocí en los 90’s y era la moda del HC influenciado por el Rap y estilos más
lentos y sincopados, que para algunos suena más “rudo”, pero que yo encuentro
soporífero, y pa colmo de males ha definido al Hardcore desde entonces.
Por eso ando brincando en
una pata al caer en cuenta (casi que no) en una de mis clases que en la música
electrónica desde el Hardcore Techno o Gabber esa idea original de intensidad
(velocidad ante todo) e implacabilidad se mantuvo ¡¡Vida HP!! ¡¡Vida HC!! Speedcore,
Terrorcore, Frenchcore, Happy Hardcore, Industrial Hardcore, hasta el Doomcore
mantienen las altas revoluciones… Ahora, a pesar de comprar memoria externa, y
tenerla junto al teléfono a punta de reventar de mp3, hice un playlist de
Hardcore electrónico y no escucho más…
Es que así se vive en la
mente de un CORE, la intensidad y la implacabilidad se gozan de la misma
manera: a nivel 11, con esteroides, de manera irrefrenable, seguro ahí juegan
dopamina y serotonina y demás endorfinas tremendamente adictivas (no sé si esto
es exacto, la biología me marea), y querer mantenerse así. Ser el Sombrerero
Loco o la Liebre de Marzo en una eterna loca fiesta del té al estilo de la peli
animada de Disney (el libro es más aplacado), pero me conformo en ocasiones
siendo el
Gato Cheshire que sonriendo deconstruye la rigidez de Alicia. Es una
mente que buscando esas emociones intensas exprime hasta el último centímetro
cúbico un tema apasionante para lograrlo.Es intentar vivir como
una de las mejores caricaturas de los Looney Tunes, y se acude a ayudas
externas para lograrlo, todo con tal de lograr carcajadas descontroladas (1000+
memes al día no son coincidencia).
Pero también es ver el
mundo moverse en una eterna cámara lenta, que el cuerpo se desgasta y se cansa,
que la gente se aburre y/o no entiende el chiste. Que sobresalir no cae bien y
sucede como las metáforas del balde de cangrejos o la amapola más alta. Ser considerado
demandante, abrumador, y la gente se vaya o simplemente muera. Lo peor del
caso, como dicen en Girl Interrupted, uno es uno amplificado (11+), y si la
alegría se vuelve euforía, las demás emociones estallan sin medida y con igual
velocidad [leyendo estos días biografías de gente con trastorno bipolar, me
parece tremendamente injusto que los episodios depresivos suelen ser más
duraderos que los episodios hipomaniacos].
Dándole la vuelta es algo
también muy particular. Aunque no se encuentre quien resuene a uno al 100%, es
saber que no se es parte de la manada que solo busca estándares. Me enloquece
que incluso los “rudos” se van por la técnica, la finesse, y la
sutileza, y en serio somos pocos los que vamos por el frenesí en sí mismo. Y está
bien, así uno ve más colores que los que se perciben normal- [acabo de notar
que en el manuscrito original me salté dos páginas, dejándolas en blanco] -mente,
y hay quienes agradecen una dosis habitual de estos. (No sé por qué dicen que
soy “Darks”). A veces, yo quisiera ser Black Bolt, quien por su enorme poder no
puede ni hablar, y así comanda un gran respeto (¿mi sombra jungiana?). Pero el
CORE es más como Deadpool, o el guasón de Heath Ledger (tan CORE que lo mató), o
toda la película de Mad Max: Fury Road. Uno simplemente no para, y es aburrido
cuando pasa.
Antes de irme, una gran
lista de lo que a mí juicio sería el gran playlist CORE, sería lo mejor de:
- Ramones+Misfits (versión Danzig)
- Hardcore Punk
- EBM
- Street Punk
- Crossover Thrash
- Terrorcore
- Grindcore
- Goregrind carcassiano
- War Bestial Black Metal
- Hardcore (Gabber)
- Thrashcore
- Frenchcore
- Raw Death Metal
- Brutal Thrash Metal (o Death Thrash)
- Industrial Hardcore
- Crust Punk (incluye D-beat y Raw Punk)
- Speedcore
- Raw Thrash Metal
- Old School Death Metal
- "Norsecore"
- No Wave
La clave es intensidad y
velocidad (sobre todo la segunda, he llegado a cabecear Merengue, Bluegrass y
Puya por eso) [Les pensaba dejar muestras de cada subgénero, pero prefiero que
se los averigüen].
Y al mejor estilo CORE me
despido, porque sé que al terminar esto diré: “¡¡JUEPUTA!! ¡Olvidé poner esto!”
[y así fue]. Pero no importa, vivir en mi mente significa que vivo reescribiendo
mi historia (¿otra vez tu, Joker?), y que prefiero consumirme a decaer.
HARDCORE
4 LIFE!!!
¡Cuernos arriba!
[Definitivamente mis
profes universitarios hicieron un gran trabajo al enseñarme a escribir ¡ja ja!]
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