Por: Alejandro “El Profe” Bohórquez
#ElProfeDelMetal
Un
saludo metalero. Cuando empecé en este espacio comentaba sobre los retos que
tiene el Industrial Metal frente a un futuro que ya llegó, y hace unos meses
comentaba como el encierro extremo puede ser la ventana a mayor participación de
la Electrónica en la Música Extrema. Ahora, en lo personal parece que se está
cumpliendo lo argumentado en esas columnas: estoy viendo cada vez más entradas
de bandas de Industrial Metal actuales en los medios especializados (¿se viene
una nostalgia noventera?), ya estoy a la mitad del segundo álbum de Hypervuur,
y cabe la posibilidad que entre a hacer las máquinas en una gran banda de este
género. Por lo tanto, les dejo la transcripción de un manuscrito algo personal que
hice iniciando este año, que da para estas profecías autocumplidas, para que la
lean en este Halloween de luna llena en un sábado más aterrador por una pandemia:
La
idea esta mañana era escribir sobre el impacto en mi vida de los Ramones y los
Misfits, cosa que hasta a mí a ratos me sorprende, y estaría apenas para un
cuaderno con el logo de la primera banda como portada. Ahora que ando todo
engomando con el tema de las naciones en Norteamérica, ambas bandas son del
Gran Nueva York, lo que las haría neo neerlandesas, al igual que Sonic Youth,
otra de mis bandas clave. Si bien mi fascinación por los Países Bajos y su
influencia no ha amainado, en lo que respecta a los sonidos neoyorquinos aquí
no hay una vertiente marcada para mí. Definitivamente, NYC es muy “artsy” y bohemia,
que da a pomposidades que conmigo no van.
Como
siempre, ahí está el quid conmigo, necesito tener una banda sonora que
represento los distintos aspectos de mi vida. Con esto de las naciones, a pesar
de mi naranjofilia, es claro que mi mamá me dejó una impronta midlander muy
marcada. Esto lo noto porque los periodos de militancia en mi vida han sido más
bien breves, y más bien es notoria mi apatía sumada un compromiso/fijación con
la neutralidad (no sé cómo putas me hice politólogo). Una colega apreciada
asegura que en efecto nota esos rasgos en mí; una amiga muy querida me dejó
cavilando al decir que soy un midlander internacional, aunque he vivido toda mi
vida en Bogotá, sigo sin ser de algún lado. Además, un apodo cariñoso de
alguien muy querido era “Middle American Boy”,y sí, no siento que desentono
cuando visito el pueblo de mi mamá o de mis abuelos.
¡Pero
que tedio! A modo de burla digo en clase que los midlanders somos aburridos y
así nos gusta, pero resulta premonitorio no encontrar una banda sonora a esa
neutralidad. En estos días he estado escuchando muchos de los subgéneros que me
gustan del Country y su introversión masculina, dado que la nación apalache es
muy curiosa, y de la que heredo un apellido irlandés, siendo divertido leer
sobre estos orcos norteamericanos. Me puedo identificar con la libertad a
ultranza y la mirada de pesimismo antropológico, pero la ruralidad, el antiintelectualismo
y el fundamentalismo religioso son cosas con las que no voy ni por el verraco.
Pero
¿cuál sería ese soundtrack midlander? Claramente, no puede ser algo de raigambre
folklórica como el Country dada la plurietnicidad, y que lo más cercano serían
himnos religiosos. De pronto, las corrientes duras de Punk y/o Metal en el
Midwest, que de hecho son consideradas originarias en los tardíos 1960 e
iniciales 1970, pero no, las ciudades industriales que las originaron, como
Detroit o Cleveland (¡Cleveland!), son enclaves yankees. Me dio por darle la
vuelta al asunto y mirar la escena en el sur de Ontario, Canadá, el mayor
asentamiento midlander ¡y oh sorpresa! Toronto es una ciudad reconocida por
tener una fuerte movida Gótica/Industrial ¿tanto pesarán los antecedentes germánicos,
siendo que el país que más mueve eso es Alemania? ¿Justo que para mí el año
pasado (y 2020 nuevamente) fue el del Industrial y la Electrónica?
¡Caray! Esto significaría que mi reencuentro con el Industrial, que a mis 14 años sirvió de puente entre el Metal y el Punk, que me conectó con los 1990, y fue piedra angular de mis “locos años 20”, ahora sería una suerte de conexión cultural. Hay que tener en cuenta:
- Aunque Chicago, la que considero mi ciudad en los EEUU, fue fundada por yankees, según el autor recibió una fuerte influencia midlander que yo noté en mi primera visita, al ver componentes de esa mezcla germano-irlandesa, sumado a la variedad cultural tan tremenda (hay una cuadra colombiana, otra coreana, y así…). Así pues, Chicago fue la sede principal de Wax Trax! la célebre disquera Industrial cuyos singles eran obligatoriosen las fiestas de ese género durante la “Edad Oscura” (1987 – 1994), y de donde emergen bandas importantes como Ministry, y a la que migraron bandas de Bélgica y Alemania (mira tu) como Front 242 y KMFDM respectivamente. Además, Chicago también fue la cuna de los pioneros Electro Punk, Big Black, influencia en mi propia banda de Industrial: Meet Mico.
- Algo que impresionó a un susceptible Alejo de 14 años cuando supo de la existencia de Marilyn Manson, es que desde el nombre había una dedicación a la neutralidad, siendo esto un agradable bálsamo a los escándalos satánicos de unos años antes. Espiritualmente se le hacía pistola a ambos bandos. La banda como tal surgió en Florida, pero su cantante y cerebro proviene de Canton, Ohio, ciudad midlander, y en su biografía alude a los orígenes alemanes y polacos de su familia paterna (su madre sí era full apalache). Punto adicional para un álbum Top 10 en mi vida como es Portrait of an American Family.
- Halando ese hilo, quien fuera el mentor de Marilyn Manson, y a la vez pupilo de Wax Trax! Trent Reznor de Nine Inch Nails proviene del estado fundacional de los midlander: Pennsylvania, y al parecer de un lugar que cumple con la descripción hasta en lo tedioso. Parece que es otro personaje con antecedentes germano-irlandeses.
Tal
parece entonces que encontré una banda sonora para uno de mis acerbos
culturales más fuertes. Aunque aún no sea concluyente, y ya oigo como mi madre
tuerce los ojos, ya creo tener una muy buena banda sonora para mi
introspección. Por supuesto, aquí no hay orgullos ni chovinismos, eso sería ir
en contra de una nación cuya única aculturación, si es que la hay, es una
callada tolerancia, y una desconfianza a lo político
PD:
¡¡Metropolis Records fue fundada en Philadelphia!!
(Y
por este escrito alguien querido me llama “Mid”)
¡Cuernos
arriba!