Por:
Alejandro “El Profe” Bohórquez
#ElProfeDelMetal
Un
saludo metalero. Aquí continúo transmitiendo desde esta cuarentena que cada vez
es más laxa, incluso ya temiendo que la gente enloquezca ahora que muchas de
las restricciones se levantan. Mientras eso sucede, mis transmisiones semanales
han continuado por redes sociales, y ahora se me ocurrió hacer enfrentamientos
entre bandas simulando un ambiente de lucha libre, siendo la idea principal
confrontar bandas nuevas dentro de un subgénero para que todos conozcamos
nuevas cosas. Nuevamente, llama la atención cuando tratamos subgéneros extremos
más recientes como se hace más evidente el vínculo entre Punk/Hardcore y Metal,
lo cual cada vez me sorprende menos dado que a nivel estrictamente musical son
más las similitudes que las diferencias: intensidad, distorsión, agresividad,
etc.; siendo las diferencias más marcadas entre fans. Por ello, voy a hacerme
cargo en esta columna del elefante en la habitación que muchos prefieren
ignorar: el Metalcore.
Es
difícil dar un origen certero a toda esta familia de subgéneros que se
encuentran dentro del Metalcore, he encontrado registros que el término se
utiliza por lo menos desde el advenimiento de los que hoy se denomina Crossover
Thrash, primer encuentro deliberado entre Hardcore y Metal. Lo que sí es
evidente, es que al igual que el Crossover mencionado el Metalcore hace su
aparición en la escena Hardcore de Nueva York, solo que ya entrada la década de
1990 en medio del auge del Beatdown Hardcore y su énfasis en los breakdowns, de
ahí que genere resistencia en públicos ajenos a esta movida. De todos modos, a
estas alturas ya estaban desarrollados la mayoría de subgéneros dentro de Metal,
del Punk y del Hardcore (aunque en estos últimos son más difusos), y sumado a
la incipiente hauntología de la arquitectura que no decae del actual
ciberespacio, donde todo existe al mismo tiempo, se puede notar y argumentar
que cualquier cruce entre estos géneros extremos es posible dando pie a
cualquier arista de Metalcore.
Un
segundo factor de resistencia, y bastante predecible, es el hecho de que el Metalcore
pasara por el umbral de popularidad en la década de 2000, e inundara todos los
medios especializados en música, no solo aquellos subterráneos. A decir verdad,
mi percepción en ese momento no era muy distinta a la de muchos que llevaban
igual o más tiempo dentro de la Música Extrema, en donde se tomaba lo peor de
ambos mundos y con eso se daba un producto descafeinado para las grandes
cadenas; ahora lo comprendo mejor, debido a que retrospectivamente el Metalcore
que se hizo popular hoy se le conoce como Melodic Metalcore, el cual
efectivamente tomaba del en ese entonces de moda Melodic Death Metal, y lo
mezclaba con unas molestas voces limpias (aún me cuesta describirlo sin
disgusto). Y como era de esperarse, esta tendencia divergió a tendencias más
Pop como el Easycore (influencia de Pop Punk) o el Crunkcore (influencia de
Reguetón).
Pero
sería del todo falso afirmar que no participé del zeitgeist de mis 20,
hubo cosas que saciaron mi necesidad de adrenalina y bien empujaban los límites
que solemos autoimponernos, y se hicieron parte de mi discografía de vida. Puntualmente,
el Mathcore o Chaotic Hardcore (me quedo con este segundo nombre, es más bacano),
de entrada me pareció que combinaba bien la contundencia de los géneros en
cuestión, sumado a la angulosidad generada por tocar en varios ritmos distintos
al habitual 4/4, y de ahí rescato bandas como The Locust, Melt Banana, Converge
o Mínus en serio lograron aumentar el impacto en la música. Además de este, no
se puede negar que el Deathcore ha hecho bastantes avances para acercarse más
al público extremo dejando atrás las inclinaciones Pop, lanzando hoy en día
trabajos interesantes para este sector musical.

Y
es ahí donde considero que radica lo interesante, así sea desde una perspectiva
académica, de todo lo que ha derivado del Metalcore y es su versatilidad, como
puede apreciarse en la imagen. Al tomar de cualquier elemento del Metal y el
Hardcore, y e incluso de otros géneros, se pueden dar combinaciones tanto asombrosas
como ridículas. En este instante, en que el reto de la transmisión de hoy es
enfrentar bandas de Beatdown Hardcore, pude apreciar la evolución a lo que se
llama Metallic Hardcore, donde se toma del Thrash Metal, el Death Metal, el Black Metal, el
Powerviolence, el Grindcore, el Hardcore nueva escuela, y todos los subgéneros extremos
posibles para lograr una mayor contundencia, y el programa de hoy promete. También,
hay que decirlo, es curioso como la parte más en boga habla de un Nu Metalcore,
donde se rescata el “brinco” y otros elementos del otrora repudiado Nu Metal,
es como si alguien hubiese hecho en su momento Glam Thrash o Glam Death
(impensable en esa época, hoy de seguro le di ideas alguien).
Para
finalizar, aquí aguanta otra metáfora muy de la mano con la intervención del
ciberespacio en la consolidación de esta familia de subgéneros, así como en el
Metalcore se pueden dar mezclas y combinaciones antes inconcebibles, esto mismo
hace que aquellos que quieran mantener la pureza de los subgéneros originales
lo hagan con más ahínco. Al gusto de cada quien, lo chévere de la
globalización. Yo igual sigo notando que se están dando en lo musical más
convergencias que divergencias, y genial si se logra una sola corriente de
música agresiva de alta adrenalina, pero también genial que haya harta
diversidad. Contradictorio ¿no?
¡Cuernos
arriba!