Tuesday, March 31, 2020

ANÁLISIS DE PODER


Por: Alejandro “El Profe” Bohórquez

#ElProfeDelMetal

Un saludo metalero. El mes pasado hice un análisis o revisión de mi género favorito dentro del Heavy Metal, el Death Metal, y poco tiempo después de publicada esa columna me lanzaron el reto de escribir sobre el género que menos me gusta dentro del Metal, y este es el Power Metal. Aunque yo prefiero escribir y hablar sobre lo que me gusta, al generarme más pasión e interés a la hora de sentarme a estudiar todo el material disponible, pero me parece un ejercicio interesante el hacer una revisión de aquello a lo que no se le tiene gusto, cuando menos para poder ofrecer una razón de porqué ese desagrado. Dados los acontecimientos actuales, casi me quedo sin escribir la columna de este mes mientras me adaptaba a la cuarentena, pero aprovechando que le queda un día a marzo voy a hacer este análisis de la forma más imparcial posible, para solo ofrecer mi opinión en la conclusión.

Antes de todo, es bueno delimitar el contexto en el que aparece el Power Metal, y todo parece indicar que este género emerge del caldo de cultivo que se dio con la New Wave Of British Heavy Metal (NWOBHM), de donde también surgen el Speed Metal y el Thrash Metal. Sin embargo, mientras que el Speed Metal ha hecho por mantener intacto el sonido y el espíritu de la NWOBHM, y por su parte el Thrash Metal exploró cercanías con el Punk y el Hardcore dando pie al inicio de la Música Extrema; el Power Metal por su parte reivindica los valores originales del primer Heavy Metal, manteniéndolo en el estado de mayor pureza posible, evitando cualquier “contaminación” Punk o de otro género. Ateniéndome a uno de los puntos de la definición dada por Salva Rubio del Metal Extremo, aquel que contiene influencia tanto del Metal como del Punk, es por ello que el Power Metal no se ha tenido en cuenta dentro de esa categoría, aunque más adelante se podrán observar elementos que podrían considerarse extremos.

Aunque el Power Metal al igual que los demás géneros dentro del Heavy Metal tiene una fuerte herencia del romanticismo decimonónico, que será mencionada más adelante, es posible afirmar que de todos los géneros metaleros el Power Metal es el más cercano a su contraparte ilustrada. Dado que el Power Metal privilegia la técnica sobre otros elementos musicales, es interesante cómo este género sigue la pauta de Yngwie Malmsteen y su concepto del “Metal Neoclásico”, donde el virtuoso guitarrista asegura no tener influencia alguna de Jimi Hendrix (o cualquier atisbo de Blues), recordando aquí que el neoclásico era el estilo predilecto de los ilustrados, que retomaba los ideales de perfección, virtud y belleza de la antigüedad grecorromana. A pesar de que Malmsteen también referencia a la figura romántica de Paganini, es evidente la preferencia por las estéticas refinadas y racionales de la ilustración, frente a la visceralidad e inmediatez que caracterizan al romanticismo.

Es precisamente este rasgo estético lo que suele caracterizar al Power Metal, y donde es evidente su búsqueda de la pureza del Heavy Metal, las voces operáticas, los riffs elaborados, los solos exigentes, y las baterías marchantes que caracterizan a este estilo, encuentran alta resonancia en el género aquí estudiado. Por ello, trayendo el elemento geográfico al análisis es comprensible que este género tenga una popularidad histórica en Europa continental, donde el concepto de alta cultura es todavía bastante relevante, recolectando siglos de música culta como algo muy propio, siendo los fans del Power Metal una voz fuerte que apoya la inclusión del Heavy Metal dentro de este concepto. También es de destacar la popularidad de este género en Japón, lo cual tiene explicación histórica similar a la europea dada su alta estima por la estética y el refinamiento, que es notorio en su arte pictórico (desde los retablos hasta el manga), sus rituales, y hasta su jardinería; no sorprende entonces que parte del público nipón reconozca esos valores en el Power Metal, y por eso tenga la mayor publicación especializada en Metal (¡80 páginas mensuales!).



Sumado a esto, se debe señalar en este instante cuál es la herencia del romanticismo que posee el Power Metal, y esta es la apropiación casi total que hace de la narrativa épica (incluyendo la banda), dejando casi de lado otros temas que suelen encontrarse en el Metal. Al parecer, esta fascinación por las gestas heroicas es herencia del predecesor del Power Metal dentro de los pioneros del Heavy Metal, que en este caso es la banda Rainbow liderada por el neoclásico guitarrista Ritchie Blackmore, y cuya temática era ideada por el legendario Ronnie james Dio, demostrando acá ese fuerte vínculo entre todos los géneros mencionados. Así entonces, el Power Metal toma lo neoclásico y lo épico como los componentes principales de su estilo, y así como otros géneros utilizan el horror o el ocultismo como vehículo simbólico para expresar su descontento, es muy probable que el Power Metal use sus relatos sobre nobles guerreros que enfrentan a temibles dragones y hechiceros como simbolismo.

Y es aquí donde los seguidores del Power Metal pueden argumentar que este género tiene algo extremo, y es que, si bien toma todos esos elementos del Heavy Metal para mantenerlos puros, lo hace de una manera excesiva. Ya he hablado suficiente sobre su valoración hacia la técnica, ensalzándola aún más que cualquier banda de Metal tradicional, como también el refugiarse en las narrativas épicas en su parte lírica, cosa que redunda también en las portadas y puesta en escena de las bandas de este género; consecuencia de esto, aquí también se explota la masculinidad propia del metal, siendo claramente los héroes de sus canciones hombres apuestos y viriles ¿y cómo pasar por alto la hipermasculinidad de una banda como Manowar? En esto, el Power Metal comparte ese rasgo de “inyectar esteroides” que también poseen sus géneros hermanos del Speed Metal y el Thrash Metal, agregado al hecho de permitir el uso de tempos veloces no existentes en el Heavy Metal original, casi hasta el hecho de ser otra de sus características principales.

De especial interés, en todas las fuentes consultadas se subraya el carácter marginal dentro del mismo Metal, y por ello no se vio afectado cuando el Grunge y la circundante música Alternativa destronaron a géneros como el Glam Metal y el Thrash Metal del foco de la popularidad a inicios de la década de 1990. Pero su desquite vendría justamente a fines de esa década y cambio de milenio, cuando por alguna razón el mundo del Metal volcó su atención hacia el esteticismo y la alta cultura (¿investigación pendiente?), compartiendo escenario con las variantes melódicas y sinfónicas de los géneros extremos, llegando incluso a incorporar este tipo de elementos. Recuerdo que en esas épocas era casi imposible encontrar un bar de Metal que no tuviera una larga tanda de Power Metal, retomando incluso a influencias del género como los clásicos Iron Maiden, o pioneros como Helloween.

Y creo que eso fue lo que en lo personal me desmotivó a seguir al Power Metal, como todo auge se llegó a un punto de saturación que los menos convencidos nos aburrimos más bien pronto. De repeso, ese distanciamiento, y a veces desdén altivo, con el Punk hicieron poca mella en mi fuerte vena crestona, y hablo de una época en que me estaba alejando de dicha tribu urbana. Adicionalmente, y como lo he mencionado en otras columnas y en mis transmisiones en vivo, tiendo preferir lo visceral, zafio, y crudo, y los altos valores estéticos del Power Metal no satisfacen mi necesidad de adrenalina y arte violento, y la épica se me hace tremendamente cursi. Pero el veneno de unos es ambrosía para otros, de seguro lo que acabo de describir son motivos suficientes para los fans del Power Metal para justificar su afición a este género, y espero haberles ayudado a reconocer estos elementos de no tenerlos ya identificados. Ahora en estas épocas de encierro y con lo que acabo de escribir, de pronto le doy una nueva oportunidad al Power Metal ¿quién sabe?

¡Cuernos arriba!

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