Friday, January 31, 2020

UN GRAN CRUCE (RESEÑA DE LIBRO)

Por: Alejandro “El Profe” Bohórquez

#ElProfeDelMetal

Un saludo metalero. Es bueno poder decir que se arrancó bien este 2020, me causa mucha alegría volver a las aulas y retomar la enseñanza, y además de eso, por fin pude leerme Crossoverthe Edge: Where Hardcore, Punk And Metal Collide de Alexandros Anesiadis, libro que fue lanzado en octubre del año pasado. Como su nombre lo indica, el libro hace una extensa revisión de 504 páginas sobre el subgénero del Crossover Thrash durante la década de 1980, sus principales bandas, aquellas que el autor considera que son importantes y han pasado desapercibidas, otras que no necesariamente entran en el subgénero pero fueron influyentes, y las distintas escenas y/o bandas locales en varios países alrededor del globo. Como era de suponerse, este documento me es de gran interés al tratarse de uno de mis subgéneros predilectos por su velocidad, furia e impacto, y por ello, en la columna de este mes haré una reseña sobre el mismo.


De entrada, Crossover the Edge hace una interesante argumentación para definir qué es el Crossover Thrash, teniendo en cuenta que su atributo principal es el cruce entre Punk y Metal, ambos géneros provenientes de una materia primordial común como lo son los sonidos más duros del Rock. En consecuencia, el autor toma desde un inicio como referencia el libro This Ain't the Summer of Love:Conflict and Crossover in Heavy Metal and Punk de Steve Waksman, quien hace un excelente recorrido histórico demostrando que el Punk y el Metal tienen más en común que lo que los fans de ambos lados quieren admitir, desde primerísimas bandas del Hard Rock como The Stooges, MC5 o Blue Cheer, o posteriormente Motörhead. Sin embargo, Anesiadis señala correctamente que las bandas y escenas referenciadas por Waksman no logran dicho cruce de una manera deliberada sino accidental, pero no tuvo en cuenta al Crossover Thrash (ni tampoco al Grindcore, agrego yo), que sí busca que el cruce se dé manera intencional, y eso es lo que cubre el presente libro.

Así pues, el documento aquí reseñado toma en cuenta a aquellas bandas de los 1980 que deliberadamente cruzaron Punk con Metal, y no solo aquellas que tomaron el Hardcore Punk, el D-beat, el Thrash Metal y el Death Metal (lo más extremo de ambos lados en ese momento), sino también las que tomaron las corrientes más clásicas y setenteras como el Punk 77 y el Speed Metal, haciendo que el concepto clave aquí sea Crossover y no Crossover Thrash. De cierta manera, el autor deja entrever que ante todo se trata de un fenómeno americano, ya que más de la mitad del libro está dedicado a reseñas y entrevistas a bandas de los EEUU, donde se encuentran grandes nombres del subgénero como Agnostic Front, Suicidal Tendencies, D.R.I., Corrosion of Conformity o S.O.D., algunas de referencia inmediata una vez se entra a este campo Cryptic Slaughter o Wehrmacht, y otras referenciadas entre las misma bandas como Life of Agony. En segundo lugar, el país que le sigue a EEUU en espacio impreso es el Reino Unido, donde priman las bandas que provienen del Street Punk con un sonido más metalizado como Broken Bones o English Dogs.

Pero para aquellos que gusten de conocer escenas distintas a las usuales, como se mencionó anteriormente, el libro dedica un buen número de páginas para revisar las bandas y escenas que emergieron durante la década expuesta, en distintas ubicaciones del globo. De especial interés para mí, es la crudeza y fiereza demostrada por bandas originarias de Brasil como Ratos de Porão, Lobotomia, Armagedom o Skarnio, que nuevamente demuestran que el vecino país es referente importante en la Música Extrema; las italianas Cheetah Chrome Motherfuckers o Negazione; y que decir de Japón y sus cartas de amor a Discharge ejemplificadas en S.O.B. o Beyond Description. Y para aquellos que constantemente se lamentan porque a Colombia no se le tiene en cuenta, en este libro por lo menos hay un breve aparte donde se menciona a Sacrilegio de Medellín, y la larga trayectoria de una banda clásica colombiana como lo es La Pestilencia.

En cuanto al autor, todo indica que esta es su primera obra escrita al no haber mayor información sobre él, pero cuenta con el respaldo de Ian Glasper, el historiador del Punk que tiene una gran obra sobre la escena británica de los 1980 y 1990, además del Thrash Metal de esas islas, lo cual provee un sello de calidad. Alexandros Anesiadis asegura haber dedicado años de investigación, haciendo revisión de volantes de conciertos y seguimiento a bandas, y es algo que es casi imposible de refutar siendo sorprendente la profundidad que le dedica a la gran mayoría de bandas, además de ir logrando a través de sus entrevistas establecer los puntos originarios del cruce entre Punk y Metal, siendo recurrentes las menciones a los ya referenciados Motörhead y Discharge. Sumado a esto, los comentarios personales del autor reflejan la gran emoción que este siente hacia el Crossover, haciendo que uno se interese por buscar material de las bandas para mínimo formarse una opinión propia, aunque este material es de difícil consecución.

No obstante, el lunar que uno le podría encontrar a este libro es precisamente cuando la opinión se torna demasiado personal, empezando por el perdonable tufillo de importancia propia al comentar los sucesos de las bandas como si él mismo hubiese estado allí, a pesar de que en las primeras páginas confiesa haber nacido en 1981 (no solo somos cuasi-tocayos ¡somos contemporáneos!). Donde sí se pone a ratos molesto, es cuando lleva sus ideas políticas a flor de piel, empezando porque según él todo el aporte del Punk es su “consciencia política”, intentando negar así todas las bandas de Punk que no tienen un contenido político y que influenciaron al Crossover, y que además las bandas entrevistadas afirman de manera repetida el aporte de minimalismo, furia y visceralidad que el Punk aportó desde lo musical, y que no todas las bandas entrevistadas son necesariamente abiertamente políticas.

Aunque el autor asegura que no quiere ser la policía de lo políticamente correcto, sigue este comentario para dar largos soliloquios que develan una creencia en una superioridad moral (muy millenial dirán algunos, muy hippie diría yo), que es varias veces condescendiente con los fans del Metal, y ataca de ignorante a quienes no necesariamente están de acuerdo con su punto de vista. En efecto, algunas de las bandas que aparecen en el libro defienden ideologías extremas y bastante problemáticas, pero ninguna de ellas es lo suficientemente influyente dentro y fuera del subgénero estudiado, o son demasiado ignotas como para tener en cuenta, y puede lograr el efecto paradójico de generar interés por aquello que se quiere evitar. Esa militancia del autor también revela cierta falta de sentido del humor y de la diversión, atacando a las bandas que asumen una posición idiota o aquellas que utilizan el performance en su show, así como el compañero santurrón que espera que todo se acomode a sus ideas y tenga un “mensaje”.

De todos modos, nos encontramos aquí ante un excelente libro cuyos aciertos sobrepasan con creces cualquier discurso plañidero, proveyéndole al lector una vital y valiosa información sobre uno de los géneros extremos más aportantes y más subvalorados. En lo personal, disfruté mucho haciéndole este seguimiento a las bandas, dado que en mis primeros acercamientos hacia la Música Extrema en los primeros 1990 fue precisamente con bandas como La Pestilencia y Suicidal Tendencies; haciendo que para mí Metal y Punk no sean tan distantes, sino por el contrario géneros complementarios para los fans de la música estruendosa. Por ende, este libro tiene un lugar especial en mi biblioteca,y es altamente recomendado para todos los fans que reconocen que se necesita tanto de Metal como de Punk para lograr la mejor Música Extrema.

¡Cuernos arriba!

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